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Maule lidera la tasa de cesáreas en la salud pública: ¿qué recomienda la OMS?

  • Miércoles 9 de diciembre de 2020
  • 16:45 hrs
  • Autor: Camila Barrueto Prieto

Bajo la guía entregada por el Ministerio de Salud, en donde se insiste en que los partos se deben dar de forma respetada, llevar a cabo una cesárea sin que sea estrictamente necesario, podría convertir a las mujeres en víctimas de un tipo de violencia obstétrica.

La violencia obstétrica, son todas la vulneraciones que puede vivir una mujer a lo largo de la atención de salud de su proceso sexual y reproductivo. El momento en el que más se puede visualizar aquello, es en los partos, donde según las guías del Ministerio de Salud, debiese respetarse la forma en que las mujeres quieren convertirse en madres.

En la región del Maule las tasas de cesáreas en la salud pública son las más altas a nivel nacional con un 54%, esto, según lo indicado en el informe de 2016 del Instituto de Derechos Humanos (INDH). Cifra que se contrasta con lo indicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda que solo se lleven a cabo en el 15% de las usuarias.

Lo anterior, puede deberse a la medicalización de los partos, es decir, ser vistos como una intervención quirúrgica y no como un proceso natural que solo necesita facilitación y acompañamiento por parte de los profesionales, quienes también cumplen la función de estar atentos cuando ocurra alguna situación de emergencia que pueda poner en riesgo la vida de la madre o del bebé.

Partos humanizados

Bajo esa línea, hace unos años ha surgido una corriente o guía de parto humanizado, que indica que los profesionales deben respetar de qué manera la mujer quiere vivir esa experiencia. Por ejemplo: Si quiere vivir un parto normal o cesárea, qué persona significativa quiere que la acompañe, en qué posición quiere parir, si se desea anestesia u otros mecanismos más naturales para no sentir tanto dolor, si quiere moverse en medio del trabajo de parto, etcétera.

En Chile actualmente no hay una ley de parto humanizado, solo existe un proyecto de ley que está en tramitación, esto es un riesgo, porque no hay ningún documento que obligue a los profesionales a brindar esta atención, recomendada por el Ministerio de Salud, ni tampoco hay un amparo hacia las mujeres que se vean vulneradas en esos momentos. 




Otros tipos de violencia obstétrica

Claudia Gonzalez, psicóloga perinatal, y miembro de la agrupación “Parir la voz”, detalló que la violencia obstétrica se puede dar en otros procesos de salud reproductiva de la mujer y no solamente en el parto como tal. Por ejemplo:

-En los controles, en estos momentos las mujeres viven situaciones que están muy normalizadas, allí se reciben comentarios inadecuados o acciones sin explicación. “Hace poco hablé con una paciente embarazada que me dijo que se sintió nerviosa porque fue a un control y el ginecólogo llegó y le bajó los calzones. Cuando él lo notó le dijo: ´Ay mujer tranquila, tantos años, tienes que acostumbrarte a esto´, eso es violento. Ahí el profesional debió decir: ´Voy a realizar tal procedimiento y necesito que te bajes los calzones o te voy a bajar los calzones, ¿me das permiso? y se procede´”, explicó la psicóloga.

-En las pérdidas también muchas mujeres suelen ser víctimas de una falta de sensibilidad por parte de los equipos médicos. “En esas instancias la mujer no puede quedarse sola, debe existir algún profesional que la esté acompañando y que cuando lo haga  no minimice su experiencia. Es decir, que no haga comentarios como: ´no te preocupes si eres joven, vas a poder tener más bebés´, porque eso es violento. Eso también se traduce en una falta de empatía, porque no se sabe qué historia hay detrás de eso, muchas veces son mujeres que llevan por años intentando ser madres”, recordó la profesional.

-En la decisión de ser madre, “para ligarse las trompas, ya no se necesita la autorización del marido, por lo tanto si una mujer quiere someterse a ese procedimiento, esto debe ser respetado sin juicio, ni persuasiones como: ´eres tan joven, te puedes arrepentir´, porque eso, también es violento”, indicó Claudia.

-En los abortos, recordar que en Chile está permitido el aborto en tres causales, cuando las mujeres son víctimas de una violación, cuando existe una inviabilidad del feto, y cuando la vida de la madre corre peligro. “Tuve una paciente que su embarazo aplicaba para aborto porque tenía un embarazo de alto riesgo, tanto para ella, como para su bebé. Cuando ella iba a los controles le explicaban los cuidados que ella debía tener, pero ella también preguntaba si tenía otra opción, a lo que el médico no le decía que no, tampoco le decía que si, y optaba por decirle: ´existe la posibilidad de una en 1 millón de que tu hijo se salve, ¿no crees que hay que jugársela por eso?´. 

La profesional agregó que “eso, es persuadir y jugar un poco también con la culpa de la mujer porque desde pequeñas se nos ha enseñado que la mujer es un ser que da todo por los hijos, por lo tanto ¿cómo la paciente va a perder esa posibilidad de salvar un hijo?”, ejemplificó Claudia, quien además recordó que hay profesionales que son objetores de conciencia, es decir, que tienen la libertad de no proceder a realizar abortos o intervenciones que se anteponen con sus creencias o valores.


Consecuencias de ser víctima de violencia obstétrica

La psicóloga perinatal, Claudia González, detalló que son múltiples las consecuencias que puede tener una mujer en el caso de sufrir violencia obstétrica:

-Hay más probabilidades de sufrir depresión post parto.

-Es más probable que se desarrollen trastornos en el vínculo, entre la mamá y su bebé. “Eso pasa cuando las guaguas son separadas de sus madres, o no se les permite el contacto piel con piel, esto con la pandemia ha pasado mucho. Estar junto a tu bebé facilita la liberación de oxitocina, la hormona de la felicidad y prolactina, que ayuda a la lactancia. A veces se les separa hasta por tres horas, eso genera que después la madre vea a su hijo como algo extraño. Con las cesáreas puede pasar lo mismo, en esos casos las mujeres tampoco viven esta como “cascada hormonal” que desde lo biológico facilita el vínculo, entonces ahí el trabajo de los profesionales es tomar medidas para disminuir los efectos negativos de esa intervención”, explicó González.

-Además, si hay estilos de apego inseguros hay más probabilidades de que a futuro que el hijo/hija en la edad adulta sufra trastornos de salud mental, o “dificultad para relacionarse con otros, entonces lo que ocurre en las primeras horas de nacimiento, puede marcar para siempre la vida de alguien”, destacó la profesional.

-Quedar con traumas y miedos de querer convertirte en madre otra vez por la atención que recibiste, o peor, no querer acercarte a una institución de salud cual sea la razón. A partir de aquello, la profesional aconsejó que “si uno como amiga o como familiar escucha el relato de una cercana que ha vivido este tipo de violencias, es importante no minimizar lo que siente, y recomendarle que consulte, que se permita acompañar para sanar lo que ha vivido y evitar situaciones negativas a largo plazo, tanto para ella como para su hijo o hija”, llamó.


¿Cómo se trata la violencia obstétrica en las universidades?

Araceli Castillo, matrona egresada de la Universidad de Valparaíso, contó que no tuvo asignaturas ni módulos donde se tratara la violencia obstétrica, pero que si se daba énfasis a la buena atención a los usuarios en general. “No tuvimos ramos como tal, por lo tanto, el conocimiento que tengo sobre el tema es por interés propio, he leído blogs, foros, y visitado redes sociales que visibilizan un poco esto”.

Por esa razón agregó que en los centros de estudio es necesario que existan cursos donde “se enseñe cómo evitar cometer violencia obstétrica y también cómo detectarla porque es algo que está demasiado normalizado y uno las comienza a ver en las prácticas profesionales”, llamó.

La profesional agregó que la violencia obstétrica es algo que se puede ver más claramente en las profesionales que son de generaciones más antiguas y en sus pupilos, los cuales replican ciertas conductas. “He llegado a escuchar comentarios tales como: ´Tranquila te vamos a dejar como de 15´ ¿Qué significa eso? ¿Que vamos a estrechar su conducto para darle más placer al hombre?, eso es violento, y machista, porque es un procedimiento en donde el centro es ella, es algo íntimo, entonces ese tipo de comentarios están demás”, recalcó.

A partir de aquello, señaló que muchas veces ha tenido que conversar con parte de su equipo fuera de la vista de las pacientes, para corregir ciertas conductas, o manifestar su incomodidad o molestia.

Esas situaciones muchas veces también se dan porque el contexto en que deben atender a las pacientes aportan a que la forma de proceder no sea la más óptima. “Muchas veces hay falta de personal, hay estrés extra por estar viviendo una situación de pandemia, los profesionales están bajo jornadas larguísimas de 24 horas, a veces llevas 12 horas trabajando, escuchando gritos, insultos, familiares faltandote el respeto, eso agota, y afecta a que nuestra disposición sea la mejor. Tampoco están las condiciones necesarias, trabajas en salas de pre-parto y parto donde las pacientes están hacinadas, donde hay seis mujeres en la misma situación, seis mujeres con dolor, con sus genitales e intimidad, expuesta. En las salas integrales de parto en tanto, que están solo en los hospitales nuevos, están solo ellas, recibiendo atención personalizada para ella y su bebé, eso es lo ideal, pero no están en todos los recintos”, explicó la matrona.


¿Cómo erradicar la violencia obstétrica?

A partir de todo lo expuesto, la psicóloga perinatal, agregó que para erradicar este tipo de violencia primero el Estado debe garantizar el parto respetado como un derecho, eso se puede lograr al salir a la luz el proyecto de ley que está en trámite.

-A nivel de instituciones: es importante sensibilizar, capacitar, entregar las herramientas a los profesionales para atender mejor, porque muchas veces ellos atienden en un contexto difícil, bajo mucho estrés y eso afecta el buen trato hacia otros. 

-A nivel de formación: es necesario que todos los profesionales que pudiesen estar involucrados en estos procesos sexuales y reproductivos, TENS, enfermeras, ginecólogos, matronas, médicos, hacerles ver situaciones no solo desde el ámbito biológico, sino que también a nivel de emociones, para sensibilizarse y conocer esa parte de sus pacientes.

-Reforzar la educación prenatal en las mujeres:  para que estén informadas de lo que pueden, solicitar y decidir. Todos estos elementos son primordiales para que las mujeres puedan acceder a una salud sexual y reproductiva de calidad.

Cambios en la atención

A pesar de aquello, Araceli Castillo, se mostró esperanzada en el trabajo de las nuevas generaciones, destacó que muchas cosas han mejorado, y que actualmente hasta reciben felicitaciones por parte de las pacientes.

“En donde yo trabajo nos guiamos por la guía del parto humanizado, por ponerte un ejemplo, el último tiempo hemos recibido muchas pacientes haitianas, por temas culturales, ellas se bajan de la cama y comienzan a pujar en cuquillas en el suelo, en ese momento, nosotros como profesionales nos adaptamos a ella, nos colocamos en el suelo si es necesario", contó. 

Agregó que "También hay pacientes que llegan con un plan de parto escrito, diciendo cómo quieren que sea su parto, y eso se le respeta siempre y cuando se den las condiciones. Lo mismo pasa con las pacientes que quieren dar en adopción a sus bebés, allí se cumple todo el protocolo para respetar su decisión”, reveló la profesional.

Sin duda, la violencia obstetrica es un asunto que debe ser considerado tanto a la hora de implementar nuevas politicas públicas, como al momento de ser normalizado dentro de la sociedad. Al fin y al cabo el mundo está compuesto por millones de mujeres, que pueden ser nuestras madres, hijas, hermanas, nietas, sobrinas y amigas que merecen un trato digno al momento de traer una nueva vida al mundo.